Luego de más de una década de desarrollo continuo, el squash boliviano sigue mostrando avances, creciendo detrás de la potencia a nivel mundial que el ráquetbol tiene en el país.
Utilizando las excepcional infraestructura dejada por los Juegos Suramericanos de 2018 en Cochabamba, la Panamericana de squash apostó a esta ciudad boliviana, que no defraudó. La energía que Alba Gamarra y su equipo impone en cada evento que encara, permitió que en esta oportunidad lo mejor del squash joven continental tenga lo todo a disposición para demostrar su talento. La lucha por las medallas las dirimieron las potencias, Colombia, USA y sumándose a las instancias finales Ecuador, Canadá y Argentina.
Desde lo arbitral, la coordinación estuvo a cargo de Leonardo Arozena, pudiendo nuestro país presentar al experimentado Marcelo Salemme y al joven Ignacio Gutierrez Keen, que al tiempo que es una de los mejores jugadores actuales de nuestro país, está desarrollando desde hace ya unos años una promisoria carrera arbitral. Ambos estuvieron a cargo de muchas de las finales disputadas, como reconocimiento al muy buen nivel demostrado.